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lunes, 5 de marzo de 2012

Leather Rock Legends Chronicles: ¡Fuego, Metal y Golpear Fuerte!

Nicer acariciaba con rudas manos el último trabajo que estaba elaborando en la fragua. Se trataba de una espada digna de un príncipe celta. A falta de otorgarle el último retoque, la  dispuso entre el carbón hasta que el metal se tornó incandescente.  Luego la situó sobre el yunque, tomó el martillo para golpearla con fuerza y, finalmente, para darle temple y que se enfriase, la sumergió en un pilón de agua.

Le encantaba el trabajo, no solo por la tradición familiar que suponía dedicarse a él, ya que, hasta donde la memoria de sus ancestros le permitía alcanzar, era sabedor que descendía de un afamado  clan de herreros, y tampoco únicamente por el orgullo de dedicarse a una tarea tan necesaria dentro de la belicosa comunidad castreña en la que vivía, sino porque, desde muy pequeño, sentía que un  estado mental diferente lo transformaba notablemente cuando se metía en faena.



El fuego de la fragua era hipnótico, la fuerza de su calor abrasaba el entorno y lo envolvía misteriosamente. Como una bestia sobre el campo, los músculos de sus piernas se tensaban y le daban brío al fuelle de pedal para alimentar esa furia creciente hasta alcanzar una temperatura que pocos podían aguantar. Las formas deseadas de los elementos metálicos que manipulaba se obtenían a golpe de martillo, más cada figura a desarrollar tenía un ritmo de martilleo específico sobre el yunque. De este modo el aire se colmaba de muy diferentes y pesadas  melodías que, pudiendo resultar excesivamente agresivas para un profano, no por ello dejaban de ser música para los oídos.

Tan absorto se encontraba entre sus pensamientos que no se percató de la visita del viejo druida.

¿Siempre soñando despierto eh Nicer? - Le preguntó el anciano de cabellos largos como la crin de un caballo salvaje y blancos como la nieve.

Nicer le respondió con una sonrisa afable y muy respetuosamente añadió – ¡Solo entiendo de fuego, metal y golpear fuerte! ¡Y llevo tanto tiempo enfrascado en lo mismo que podría hacerlo incluso dormido!.

¿Dormido eh? - Al anciano le resultó simpático el comentario de Nicer y acercándose despacio  a él, le propinó unos suaves golpecitos en el hombro a modo de paternal aprobación añadiendo - ¡Pues no se hable más y que el fuego y el metal te protejan por siempre como lo han venido haciendo hasta ahora! – Y sin más dilación se marchó riéndose por donde había venido, rumbo a un bosque cercano de robles, seguramente en busca de líquenes extraños necesarios para alguno de los místicos brebajes que solía preparar, dejando atrás a Nicer que con una facilidad pasmosa y sin darle más importancia, volvió a concentrarse en su tarea.



En otro tiempo, en otro lugar… una sala a reventar, con más de mil almas hacinadas y sedientas de metal colmaban el aforo de un humilde y destartalado recinto con capacidad para apenas quinientos seguidores del grupo Leather Rock Legends que estaba a punto de tocar en una fría noche de febrero.

En escena podía verse al batería del grupo rodeado de un mar de platillos. El resto de la banda salió justo en el momento en que el batera comenzó a darle al doble bombo para animar la fiesta que estaba por comenzar.

El concierto transcurrió con la típica normalidad que pueda otorgarle un afamado grupo de rock. Fans enloquecidos y sin parar de moverse vitoreaban al unísono... Los que lograban colarse y subir al escenario se tiraban para hacer mosh… El vocalista entregado al público amagaba dar golpes en el aire con el micro… Los dos guitarras y el bajista se colocaban en paralelo y levantaban los mástiles de los instrumentos hacia el cielo como si con ese gesto quisieran honrar al mismísimo dios de la oscuridad… Todo el mundo disfrutaba de esa locura cuando, repentinamente, el batería rompió el ritmo y dejó de tocar en medio de una mítica y conocidísima canción.



El guitarra se acercó deprisa hasta la batería y metiendo la cabeza bajo el charles logró gritarle al compañero - ¡Eh Nicer! ¡Nicer! ¿Qué cojones te pasa tío? ¿Es que te has metido algo en el descanso?.¡Siempre nos vienes con la misma mierda en el momento culmen! ¡No nos jodas y vuelve a marcar! ¡Un, dos, tres, vamos!.

Nicer no daba crédito. Estaba terminando de apurar un trago a una jarra de hidromiel para refrescarse del calor que hacía en la herrería y nada más apartarla de la cara, lo primero que veían sus ojos era un lugar desconocido y, ante él, a un hombre portando un indescriptible y colorido artefacto con cuerdas que le gritaba algo en una lengua que no comprendía. ¿Estaba soñando?. ¿Acaso el druida le acababa de echar algún hierbajo para sumirle en un trance? Sin tiempo a razonar el porqué de la situación, su cuerpo comenzó a moverse inmediatamente de modo sincronizado, tras el indescifrable mensaje que le había comunicado aquel muchacho. Sus pies aporreaban una especie de membranas circulares gigantes. Llevaba el mismo ritmo que cuando insuflaba aire a la fragua con el fuelle de pedal. Sus brazos sacudían unas esferas metálicas de color dorado de igual modo en el que solía descargar con extremada destreza los golpes propinados por la maza  sobre el yunque. En el fervor de los envites, pudo ver a otros dos jóvenes que también llevaban objetos parecidos al que tenía el que le había gritado minutos atrás. Los tres parecían arañarlos y extraer un sonido metálico que le resultaba extrañamente familiar. Al fondo entre varios haces de intensas luces, incontables cabezas, a las que no podía vislumbrarles los rostros con claridad, se movían siguiendo un único son, recordándole a los fragmentos de carbón que danzan entre el fuego incendiario. ¿Qué era todo aquello? ¿La fragua había cobrado vida? Y sin saber muy bien porqué comenzó a reír, mientras su voluntad se rendía ante la posibilidad de disfrutar con aquella embaucadora y mágica situación en la que la música que siempre le había calmado era nuevamente protagonista.





 Firmado por: P.W. colaborador de L´R´L.

2 comentarios:

  1. Corrian los años ochenta,yo tenia tan solo diez años y siempre recordare aquella primera vez,ese momento en que cambio mi vida para siempre...de repente esa musica,taladraba mis oidos y se fundia con mi sangre hasta formar parte de mi.Entendi que este era el camino y que nunca nada ni nadie podria cambiarlo...larga vida al heavy metal. Desde yanguas un fuerte abrazo y todo mi apoyo con este proyecto.hasta pronto.

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    1. ¡Gracias Rafa!. Es la misma sensación que nos has pasado a muchos. ¡Larga vida al rock!

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