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miércoles, 25 de abril de 2012

Crónica concierto ´77 en la Sala Buddha

Hola a todos. Es un placer estar de nuevo con vosotros, a pesar de las circunstancias. Por si a alguien le interesan las mencionadas circunstancias le hago un pequeño resumen; sordera parcial del oído izquierdo (desconozco el porcentaje de pérdida auditiva), ataque de lumbago que me ha postrado en la cama y una inmensa resaca (veremos de cuantos días) que no hace sino acentuar el resto de males hasta hacerlos insufribles. Pues bien amigos, volvería a pasar por todo esto una y otra vez por ver a los ´77. Podríamos considerarlos como daños colaterales, al fin y al cabo uno no puede ir a la guerra sin esperar contar con alguna baja en sus filas…




Ignoro cuantos de los que habéis leído mi primer artículo aparecisteis el sábado por la sala Buddha de Gijón. Pero los que lo hicisteis, me disteis la razón con una mirada y una sonrisa de incredulidad en cuanto el alud sónico se os vino encima. A partir de ahí, se sucedieron los cuernos en alto, las sacudidas craneales y los gritos de excitación. También las sucesivas invitaciones a cerveza a las que me vi sometido, me imagino que en señal de agradecimiento… Ni que decir tiene que las acepté sin rechistar. Lamentablemente, el sonido de la sala dejó muchísimo que desear. Mis abogados están estudiando en estos momentos  las medidas legales a emprender por las lesiones auditivas causadas. 


Bromas aparte, es evidente que Los ´77 están hechos para empresas muchísimo mayores. Tiempo al tiempo. Hubo un gilipollas que se dedicó a intentar jodernos el concierto, a los que estábamos en primera línea de fuego y, lo que es peor, a los que se batían el cobre encima del escenario. Pero eso es harina de otro costal , de él y de los de su maldita estirpe dará buena cuenta “Tito Iván”. Por cierto, aquello no era un escenario… Era una encerrona, una trampa mortal.  No me extrañaron en absoluto las espectaculares excursiones del guitarrista por la pista y sobre la barra del bar de la sala. Y es que ésta es una de las grandísimas virtudes de esta gigantesca banda, a su innegable talento musical unen un saber hacer (lo que los musiqueros llamamos “tablas”) que les permite superar cualquier dificultad sobre el terreno y ofrecer un grandísimo espectáculo a todos los presentes.


Blues eléctrico del mejorcito y hard rock a espuertas, eso es lo que nos ofrecieron los ´77 y con un manejo de los tiempos que muchas bandas no logran alcanzar ni con treinta años de trayectoria. Estoy seguro de que pronto los volveremos a ver por estas tierras. Y ahí me tendréis de nuevo, en primera línea de fuego vibrando con el rock de uno de los grupos más potentes que yo he visto en directo. 

Gracias amigos. Siempre vuestro, BBKink.

Artículo escrito por BBKink para L´R´L.

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